El intendente Hissa dividió la ciudad en zonas y sumó cuatro nuevos cargos, pero los problemas siguen: agua sucia, calles rotas y semáforos fuera de servicio. ¿Habrá soluciones reales?
El intendente Gastón Hissa anunció una nueva estrategia para abordar los problemas de San Luis: dividir la ciudad en cuatro zonas y designar coordinadores territoriales que actúen como nexo entre la Municipalidad y los vecinos. La medida fue presentada como un paso hacia la descentralización y la eficiencia, pero genera dudas legítimas: ¿esto alcanzará para cambiar la realidad de los barrios?


En ese contexto, la solución que propone Hissa es designar a cuatro nuevos funcionarios: Javier Montiveros, Mauro Herrera, Alberto Heredia y Mauro Oro. Todos ya formaban parte de su gestión en diferentes cargos, ahora reciclados con nuevas funciones. La pregunta que flota es inevitable: ¿más funcionarios traerán más soluciones?

Mientras tanto, los responsables directos de las áreas continúan brillando por su ausencia. No hay respuestas claras sobre quién debe garantizar el agua potable, la reparación de los semáforos o el mantenimiento vial. La creación de coordinaciones parece, por ahora, una forma de extender el organigrama municipal sin resolver el fondo del problema.
Dividir la ciudad puede ser útil si implica más presencia real, decisiones rápidas y soluciones concretas. Pero si solo implica sumar cargos sin fortalecer la capacidad operativa, será otro anuncio que no llega al territorio. Los vecinos no piden organigramas: piden que les funcionen los servicios más básicos.
Por ahora, el nuevo esquema está en marcha. Pero lo que está en juego es mucho más que una reorganización administrativa: es la credibilidad de una gestión que, frente a los reclamos urgentes, todavía no logra dar respuestas visibles.
DIARIO DE LA REPUBLICA SL