Ni el refuerzo de los controles alcanzó para frenar la tensión cambiaria, el dólar minorista pegó un nuevo salto y cerró en $1.360, $15 por encima del cierre anterior. En el segmento mayorista, la divisa terminó en $1.342, con una suba de $21 en la semana, aunque todavía un 2,2% por debajo del valor con el que arrancó agosto.
El Banco Central buscó contener la demanda con una medida puntual: prohibir que los bancos incrementen su posición diaria de contado en moneda extranjera en el último día hábil del mes. Sin embargo, la presión de la dolarización preelectoral y las idas y vueltas de la política económica mantuvieron al mercado en tensión.
Los dólares financieros también acompañaron la suba: el MEP cerró a $1.357 (+1% en el día) y el contado con liqui a $1.356 (+0,7%). En paralelo, el volumen de operaciones en futuros volvió a superar con amplitud al mercado de contado (US$2.747 millones frente a US$554 millones), una señal de que el Central habría intervenido para tratar de acotar la volatilidad.
Mientras tanto, las reservas brutas del BCRA perforaron el piso de los US$40.000 millones por primera vez desde el 31 de julio, al cerrar agosto en US$39.966 millones, lo que implica una caída de US$1.533 millones en la última semana.
El clima de incertidumbre también golpeó al mercado bursátil. El Merval cayó un 1,2% en dólares y 0,6% en pesos, acumulando en agosto una pérdida del 14% en moneda dura y del 31% en lo que va del año. En Wall Street, los ADR de empresas argentinas retrocedieron hasta 4%, con Edenor como el papel más castigado.
Para los analistas, el mercado ya está completamente enfocado en el escenario electoral. “El peso de los factores políticos va en aumento”, señaló Juan Manuel Franco, economista jefe de Grupo SBS. Y advirtió: “De acá a las elecciones, la discrecionalidad será la regla. La gran incógnita es qué pasará después, sobre todo con el nivel de tasas y el impacto que pueda tener sobre el dólar y la inflación”.
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