La promesa de motosierra y ajuste alcanzó a todas las áreas del Estado y la cultura no fue menos. Con la llegada de Javier Milei al gobierno, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) cambió sus autoridades y estableció un nuevo esquema de funcionamiento que apunta al recorte, desguace y desfinanciamiento de la entidad estatal que funciona como soporte económico de producciones cinematográficas nacionales de todo tipo. Qué cambió, cómo se financiaba y qué va a pasar en los próximos años con la nueva estructura.
Entre las principales medidas, se encuentran:
- La suspensión de apoyos y aportes institucionales a provincias y ciudades.
- La cancelación de eventos y festivales.
- La no renovación de contratos temporales.
- La suspensión de horas extras y adicionales.
- La reducción de gastos en seguridad, telefonía, alimentación y viáticos.
Cuál es la situación actual
En la actualidad, el INCAA está atravesando un proceso de “ajuste, recorte y vaciamiento”, según comenta Moreira Biurra. Hasta ahora, se redujo la plantilla del Instituto casi en un 40% -aproximadamente 265 empleados- en distintas etapas. Estas desvinculaciones incluyen tanto a trabajadores monotributistas como de planta transitoria y planta permanente.
Estos despidos se hicieron por etapas y mediante distintas metodologías: primero, desvincularon a los monotributistas o a aquellos con contrato de locación de obra. Según Camilo, se trata de una “situación de precarización laboral” que se viene arrastrando incluso desde gestiones anteriores y nunca se logró regularizar. En total, fueron 200 trabajadores con esta modalidad de contratación los que quedaron en la calle. Entre ellos, se encuentran algunos empleados que se desempeñaban como jurado de comité, aquellos encargados de seleccionar los proyectos presentados ante el INCAA para financiar.
Además de los despidos, en total 112 trabajadores de planta permanente quedaron dispensados de ir a trabajar “sin que nos notifiquen la reubicación en la nueva estructura”, comenta Camilo, que es uno de los que se encuentra en esta situación “desde el 19 de abril” aproximadamente. “La nueva estructura consiste en achicar gerencias y programas sin criterio lógico”, agrega.
Qué consecuencias puede traer el ajuste
Por supuesto que este ajuste se verá reflejado en las producciones cinematográficas nacionales de los próximos años. Según comentan aquellos delegados que se reunieron con Pirovano, “se van a reducir la cantidad de películas financiadas por el INCAA”, apunta Moreira Biurra. Y suma: “Se venían estrenando cerca de 200 películas argentinas por año. Ahora (con esta nueva estructura) se espera que se estrenen entre 10 y 20 por año”.
En cuanto a las producciones que quedaron “en el medio”, es decir, aquellas películas que hayan sido aprobadas por el comité pero que no tengan la resolución firmada, deberán volver a presentarse ante el INCAA para su reevaluación.
Cómo se financia el INCAA
Si bien es cierto que no todas las películas llegan a recaudar todo lo invertido para su producción, Moreira Biurra comenta que el sistema de financiamiento del Instituto es “ejemplo en el mundo”. El mismo se alimenta económicamente del Fondo de Fomento Cinematográfico (FFC), una especie de “pozo común” que se nutre de varios ítems.
Con respecto al aporte de las plataformas de streaming, Camilo aporta un dato curioso: “Las plataformas tributan pero esos impuestos no van al Fondo”, sino que van directamente al Estado. “Se viene reclamando que ese dinero se redirija al FFC”, agrega.
La nueva estructura del INCAA
Uno de los datos más impactantes tiene que ver con lo que trae la producción de piezas audiovisuales al país. “El cine aporta un 3% del PBI y genera cientos de puestos de trabajo de forma directa e indirecta”, aporta Camilo. Sin embargo, esto parece no importar cuando de la reestructuración y achique del INCAA se trata.
“Además de fomentar (el cine argentino), una de las misiones más importantes del INCAA es fiscalizar”, observa Camilo. Y agrega: “¿A quién le sirve que no se fiscalice? a los cines multipantalla, que son los que no cumplen con la cuota de pantalla que establece la Ley de Cine para pasar películas argentinas de manera obligatoria”.
Sin dudas esta situación genera intensos debates en la sociedad y todavía no hay certezas de qué va a pasar con el Instituto. Lo que sí cabe destacar es que el cine argentino es una industria en crecimiento con productos y profesionales reconocidos por propios y ajenos que le permite al país presentar su rica cultura ante el mundo.
*Al cierre de esta nota, a Camilo le comunicaron que tanto él como 56 trabajadores del INCAA pasaban a disponibilidad. Si bien no le comunicaron qué va a pasar con su programa Cine en Cárceles, cree que no va a continuar.
DIARIO CON VOS