Los argentinos somos apasionados, a veces un poco extremistas, y dicotómicos en cuanto a nuestras opiniones. River o Boca, bilardistas o menotistas, peronistas o antiperonistas, pero uno de los debates que más pasiones desata tiene que ver con el asado: cuándo salar la carne cuando se hace a la parrilla.
Cada argentino tiene su propia teoría de cuándo hay que salar la carne a la hora de cocinarla a la parrilla. Muchos le ponen antes de colocarla en el fuego, otros cuando ya está a punto de darse vuelta y, algunos, cuando está directamente en el plato.
Lo primero que hay que saber es por qué se tiene que salar la carne. Cuando se coloca al fuego, los jugos que están dentro de las fibras se irán evaporando, por lo tanto, se secará y se pondrá dura. La sal lo que hará es trasladar por osmosis los jugos de un lugar al otro sin que se pierdan y, así, que tu carne quede tierna y jugosa.
Porque como estos van a un fuego más fuerte, se formará una costra seca en la capa inferior y los jugos tenderán a subir. Si colocamos sal a la hora de darla vuelta, haremos que los jugos que están en el centro se mantengan y no caigan y se evaporen.



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