Rosa Amieva, integrante de una colectividad de productores de Juana Koslay, mostró los daños que el martes les ocasionó el temporal.
El fenómeno climático que azotó la provincia dejó innumerables secuelas y, en muchos casos, el trabajo de años de familias e instituciones.
El viento huracanado del pasado martes, con ráfagas que llegaron a los 120 km/h, generó destrozos de magnitud y como consecuencia de ello, ha obligado a “un volver a empezar” como el que han encarados los integrantes de una cooperativa de productores del paraje de Donovan, en la ciudad de Juana Koslay.
“El viento no solo se llevó el techo del galpón de la cooperativa, sino que también nuestros sueños y proyectos”, sintetizó Rosa Amieva, ante los daños que sufrieron por el temporal.
La productora es la creadora de “La Granja de Iris”, un predio que es muy conocido en la zona y que es visitado por establecimiento escolares.

Por el temporal perdieron prácticamente todo lo que tenían. “El viento nos tiró al piso mucha infraestructura y las plantas de pimientos y tomates. En once años de trabajo nunca nos pasó nada igual”, se lamentó.
La comunidad de agricultores había construido un galpón que iba a ser destinado a la comercialización de las verduras que estaban produciendo. Lamentablemente, las furiosas ráfagas lo destruyeron como de igual manera lo hicieron con el techo de la vivienda de un hermano de Rosa. También causaron que un árbol se desplomara sobre la casa de otra vecina.
“Además del dolor por todo lo acontecido, sentimos una gran decepción porque estamos ante un Estado ausente. Ningún representante de los ministerios de Desarrollo Social y Desarrollo Productivo y de la Intendencia de Juana Koslay se acercó a interiorizarse de nuestra situación. Somos el campo que luchamos y trabajamos día a día. Estamos más solos que nunca. ¡Qué solo nos hemos quedado!”, protestó en una entrevista realizada para el sitio “Virorco Contenidos”.
DIARIO DE LA REPUBLICA SL