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Japón prueba sangre artificial en humanos y podría funcionar para todos los grupos sanguíneos

En Japón, un equipo de científicos liderado por el profesor Hiromi Sakai está llevando adelante ensayos clínicos en humanos con sangre artificial universal, un desarrollo que podría revolucionar la medicina y dar respuesta a la creciente escasez de donaciones sanguíneas en situaciones de emergencia y tratamientos crónicos.

Desde marzo, el laboratorio de la Universidad de Nara viene probando esta innovadora sustancia en un grupo de 16 voluntarios adultos sanos, a quienes se les administraron entre 100 y 400 mililitros de esta sangre sintética. Según informó la agencia Kyodo News, hasta el momento no se han registrado efectos secundarios de gravedad, aunque los resultados oficiales aún no fueron publicados.

Lo que diferencia a esta sangre artificial es su capacidad de ser compatible con todos los grupos sanguíneos, eliminando de raíz uno de los principales obstáculos de las transfusiones tradicionales: la incompatibilidad. Además, puede almacenarse por hasta dos años, una ventaja enorme frente a la vida útil limitada de la sangre convencional.

Deoxy-HbV es el nombre científico de la sangre artificial desarrollada en Japón.

Cómo se fabrica la sangre artificial universal

El proceso de creación consiste en extraer hemoglobina (la molécula encargada de transportar oxígeno) de sangre de donantes que ya caducó (más de tres semanas de almacenamiento) y encapsularla en una membrana lipídica. Así se forman las llamadas “vesículas de hemoglobina”, que funcionan de forma similar a los glóbulos rojos, pero sin los marcadores que determinan el grupo sanguíneo, lo que las vuelve universalmente compatibles y libres de virus.

Este trabajo se apoya en investigaciones previas realizadas en Japón en 2022, donde se evaluó la eficacia de estas vesículas para transportar oxígeno. En aquella ocasión, algunos participantes presentaron efectos secundarios leves como fiebre o sarpullidos, que se resolvieron rápidamente.

Una alternativa con proyección global

El objetivo del equipo del profesor Sakai es lograr que esta sangre artificial esté disponible para uso clínico hacia 2030. De lograrlo, el impacto sería enorme: permitiría responder de manera más efectiva a emergencias médicas, cirugías complejas y tratamientos prolongados, sin depender exclusivamente del sistema de donaciones.

Consultado por la revista Newsweek, Ash Toye, profesor de biología celular en la Universidad de Bristol (Reino Unido), sostuvo que se trata de “un avance potencialmente prometedor en la medicina transfusional”, aunque advirtió que aún hay desafíos por delante en cuanto a seguridad, estabilidad y capacidad real para suplir las funciones de la sangre natural. También señaló que, si bien este producto parte de hemoglobina humana y por ende no escapa completamente al riesgo de infecciones, estos riesgos pueden ser controlados mediante pruebas rigurosas.

Toye destacó además una ventaja clave: la sangre artificial, al ser más pequeña en tamaño, podría llegar a zonas del cuerpo donde la sangre normal encuentra dificultades para circular, como en casos de ACV o bloqueos arteriales.

El próximo paso para el equipo japonés será ampliar los estudios clínicos, evaluando la eficacia del producto en escenarios médicos reales. Si las etapas siguientes son exitosas y logran la aprobación regulatoria, esta sangre sintética podría convertirse en una herramienta clave para los sistemas de salud de todo el mundo.

En una era donde las donaciones no siempre alcanzan y las emergencias no avisan, contar con una alternativa viable y segura representa una verdadera esperanza para la medicina del futuro.

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