El paro de transporte despertó duras respuestas de parte del Gobierno, que descarta la posibilidad de entablar el diálogo sobre todo con el sector liderado por Moyano.
El paro de transporte previsto para este miércoles y este jueves despertó una respuesta oficial que, contrario a una posición conciliadora, se caracteriza por el repudio abierto y hasta roza el belicismo, tildando, por ejemplo, de “enemigos” a los gremialistas que impulsan la medida de fuerza. Sin embargo, desde la Rosada sí apuestan por una posición más dialoguista con la UTA.
El paro de transporte de este miércoles es impulsado por la Confederación General del Trabajo (CGT) y tendrá una magnitud tal que, yendo a la práctica, se espera que paralice muchas más actividades y termine asemejándose a un paro general. Trenes, subtes, barcos, aviones y camiones detendrán sus actividades, en una medida a la que hasta ahora no se plegó la UTA.
“Son justamente el enemigo que está enfrente”, lanzaron desde el Gobierno, sin medias tintas, respecto de los gremialistas que protagonizarán la medida de mañana. Así se expresaron fuentes de la Casa Rosada en conversación con TN, y fueron más allá al expresar que “son sindicalistas garcas que le complican la vida a la gente”.

Declaraciones similares soltaron fuentes gubernamentales a La Nación, al asegurar que el paro de transporte de mañana “muestra de qué lado están los dirigentes sindicales y de qué lado estamos nosotros; quiénes le complican la vida a la gente que quiere ir a trabajar y quiénes no”. En ese sentido, además, consideraron que “ningún diálogo es posible” con el sector liderado por los Moyano.
Algo más templada es la posición que adopta el Ejecutivo respecto del paro previsto para el jueves, que sí será impulsado por UTA y paralizará, esta vez, a los colectivos. Mañana, a las 17 en la Secretaría de Trabajo, habrá una negociación en la que el Gobierno intentará frenar la medida. Allí estará el subsecretario de Relaciones del Trabajo, Martín Huidobro.
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