Lejos de la aleatoriedad que establece la ley, a un sector del Gobierno le avisan la fecha de realización del análisis.
Extenso es el uso que el poggismo le ha dado al abordaje de la Ley de Ejemplaridad y Coherencia, que prevé exámenes toxicológicos para referentes de los poderes públicos. Fogonean la implementación como una bandera de victoria y se enarbolan como los gerenciadores de la ética, embebidos de una pulcritud absolutamente cínica. Lo que ha estallado frente a la aplicación de la normativa, es un sector “VIP” que accede a los testeos por fuera de la aleatoriedad que estipula la ley. Privilegios para los funcionarios.
DIARIO DE LA REPUBLICA SL



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