La mañana comenzó ruidosa en la puerta de la escuela N° 24 de la localidad del sur provincial. Un grupo de padres pidió explicaciones por el desmayo de 30 chicos el miércoles. Las autoridades se llamaron a silencio o dieron explicaciones insuficientes.
La situación es tensa y angustiante en Buena Esperanza, donde la población exige respuestas que todavía no ha tenido por parte de las autoridades docentes y gubernamentales sobre el desmayo de unos 30 alumnos que el miércoles a la mañana se desvanecieron en la escuela N° 24 Luisa Fantini de Cortés Aparicio.
Desde que los padres de los chicos fueron llamados por otros padres para que fueran a retirar a los alumnos hasta el jueves a la mañana, una serie de desaciertos, malos manejos y silencio por parte del Ministerio de Educación no hizo más que acrecentar la desazón y el enojo por parte de los familiares que a primera hora del jueves, cuando aún no había amanecido en Buena Esperanza, se reunieron frente al establecimiento para exigir respuestas.
Solo la obtuvieron de un grupo de policías que llegó al lugar para custodiar el edificio en medio de una madrugada de idas y vueltas. Los padres exigieron que la directora “dé la cara”; pero la funcionaria no salió de la escuela y se refugió en los oficios de la Policía para mantener las puertas cerradas.
“¿Se va a quedar a vivir adentro, la directora?”, preguntó, con algo de ironía, una de las madres que se manifestó en la escuela. De hecho, pasadas las 8 del jueves, un grupo de padres logró ingresar a la escuela y se dirigió directamente a la dirección, pero tampoco fueron atendidos.
Lo peor para los padres sucedió el miércoles, cuando a medida que iban llegando al colegio se encontraban con una ambulancia tras otra con dirección al hospital. Por supuesto que se asustaron y no alcanzaron a comprender qué pasaba.
Cuando llegaron a la escuela tampoco comprendieron. Y, en cierto sentido, siguen sin comprender 24 horas después. Verónica, la madre de dos chicos de la escuela, tuvo la claridad en sus declaraciones que no tuvieron las autoridades docentes para explicar la situación: “Fue un caos”, dijo. “Llegué al colegio y seguían sacando chicos desmayados. Hablé con un docente que me llevó hasta donde estaba mi hija, que estaba muy asustada. No le pasó nada gracias a Dios, pero estaba muy angustiada”, recordó.
Verónica le preguntó a su hija qué había pasado y la nena le respondió que los chicos comenzaron a desmayarse sin motivo aparente. El susto fue otro ingrediente de una mañana caótica que tuvo como protagonistas más numerosos a los chicos de entre 12 y 16 años.
Algunos de los alumnos recordaron que la semana pasada se vivieron escenas similares, aunque sin la magnitud de la que hubo el miércoles. Durante toda la jornada, los padres aguardaron una respuesta que llegó siempre de manera insuficiente.
“Pedimos que nos expliquen –dijo Verónica- seriamente lo que pasó. No nos podemos dejar guiar por lo que dice un mensaje de texto”. Los mensajes de texto y por redes sociales que se cruzaron durante todo el día tenían todo tipo de información. “Cómo quieren que volvamos a clases si todavía no sabemos qué pasó’”, posteó un alumno en Instagram, que dijo que recibieron un mensaje por parte de la escuela que decía que el jueves la actividad sería normal.
“¿De qué normalidad hablan si no saben qué pasó? Esto es muy grave”, continuó.
Verónica, por su parte, dijo que los padres recibieron un link de la agencia de noticias con una visión muy parcial de la situación, una información que le pareció insuficiente debido a lo difícil que había pasado por la mañana. “No tenemos una respuesta oficial del parte del colegio, de parte del ministerio de educación, hay chicos internados todavía y a nadie le importa nada”.
La fecha en que sucedió el inconveniente no aportó a la tranquilidad. Los alumnos están en épocas de trimestrales y saben que una ausencia podría valer la desaprobación. Además, dijo Verónica, la directora del colegio adjudicó el desmayo de los chicos al miedo que tenían por las evaluaciones.
Otra explicación que surgió por parte del colegio, siempre de manera informal, también responsabiliza a los chicos. “Dicen que los alumnos tomaron una bebida con algo que les hizo mal”, agregó la madre.
Los padres dijeron que no tienen certificado de que en el colegio se haya controlado el sistema de gas ni el agua potable del edificio.
DIARIO DE LA REPUBLICA SL